Somos Hábitos Aprendidos

Un hábito queda grabado en nuestras células cuando lo hacemos repetitivamente durante 66 días. Ese hábito puede ser bueno o malo. Los seres humanos huimos del dolor o nos acercamos al placer. El dolor puede ser positivo, porque al huir del dolor buscamos acercarnos el placer, entonces debemos aplicarle placer a todo lo que hagamos, ese es el truco.

¿Porqué Somos Hábitos Aprendidos?

La causa de tus pensamientos sobre hechos del pasado, o las cosas positivas que empieces a creer durante un tiempo se convierten en una verdad para ti, se convertirán en una “creencia positiva” que quedará grabada en tu cerebro. Esto es posible por la mitosis.

La mitosis es la capacidad que tienen algunas células para reproducirse cada 21 días, y traslada el aprendizaje y la información a las nuevas células. Cualquier pensamiento que creas sobre ti mismo durante un tiempo necesario y con la profundidad necesaria llegará a ser una verdad para ti. Cualquier pensamiento o idea cargado emocionalmente y que se repite constantemente se convierte en una orden para el inconsciente.

Estudios realizados en la University College de Londres determinan que para crear un hábito en una persona se requiere en promedio 66 días aunque no es igual en todas las personas. Se encontró una variabilidad en donde algunas personas pueden crear hábitos desde los 21 días y otras en 254 días pero el estudio arrojo un promedio de 66 días y es el dato que tomamos en este artículo.

El 95% de las cosas que hacemos durante el día son hábitos aprendidos, donde el cerebro se pone en modo Stand-by. Esto quiere decir que el cerebro se optimiza de tal manera que no es aprovechado en toda su capacidad. Entonces lo que hacemos son repeticiones de acciones aprendidas de nuestras experiencias del pasado.

Ante cualquier evento, nuestro inconsciente dispara una rutina ya grabada en nuestras neuronas y simplemente la ejecuta de manera automática. Esto significa que solo 5% de las cosas que hacemos son decisiones conscientes.

Por eso decimos que todo lo que hacemos de manera mecánica se produce mediante los hábitos aprendidos que se proyectan en nuestras actividades diarias porque ya están grabadas en nuestra mente. Esos hábitos se ejecutan a través de un “disparador” que pone en marcha unas “rutinas” que generan un resultado al que llamamos una “recompensa” que nos otorga un alivio o satisfacción.

Disparador –> Rutinas –> Recompensa

Todo esto se produce por la asociación del disparador con la recompensa. En el caso de un fumador, hay varios disparadores que generan las ganas de fumar (la rutina es encender el cigarro), obteniendo la recompensa de calmar la ansiedad.

El caso de un fumador

Toda persona tiene una serie de disparadores a lo largo del día que hace que se comporte de determinada manera. Para cambiar una rutina es necesario saber cuál es el disparador que la genera. Cuando descubrimos el disparador tenemos una oportunidad de cambio mediante rutinas nuevas. Ese 95% de hábitos aprendidos seguirán existiendo. Lo que debemos hacer es sustituirlos por rutinas que nos acerquen a nuestro objetivo, que trabajen a nuestro favor y no en contra. Este cambio de rutinas debe hacerse una por una, comenzando por las más simples y pasando progresivamente a las más complejas.

Una persona que se come las uñas; ¿por qué lo hace?

Algo provoca que se active el disparador y se ejecuta la rutina de comerse las uñas y de pronto se siente bien haciéndolo (Recompensa). El mismo ejemplo podemos aplicarlo a una persona fumadora o que le gusta el alcohol. Pero lo que tenemos que buscar es que activa ese Disparador.

Comerse las uñas

Para transformarnos en otra persona debemos cambiar algunas rutinas de nuestra vida, identificando cuáles son los disparadores que nos hacen realizar rutinas negativas. Luego entonces, para tener la vida de tus sueños, cambias las rutinas o las eliminas. La idea es que el 95% de los hábitos aprendidos trabajen para nosotros con las rutinas adecuadas.

A todo cambio hay que aplicarle placer y mucha emoción. Recuerda que para el cerebro es lo mismo pensar que hacer; así que con solo imaginarlo podemos cambiar rutinas y el cerebro las tomará como si ya hubieran sucedido de verdad. El cambio es muy fácil, pero debemos poner atención en reforzar ese cambio para mantenerlo en el tiempo. Para ello imaginaremos aquello que queremos lograr y lo volveremos a imaginar añadiéndole emoción.

La imaginación nos llevará a la meta. Hay que visualizar, oír y sentir que ya hemos logrado nuestro objetivo y “vivir” la emoción del éxito. Esto hará un cambio en nuestra mente de tal manera que estaremos más calmados en nuestro proceso de cambio. Incluso en lo espiritual, si tienes el hábito de la oración, muchas veces estamos acostumbrados a pedir que se nos dé algo que anhelamos, cuando quizás debiéramos agradecer porque ya lo tenemos (imaginándolo). Si pones en práctica esta forma de orar de manera diferente es seguro que el mensaje llegara al Ser Supremo y también a tu mente inconsciente, y te otorgara tranquilidad.

Rasec «PNL» Vallejo

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